Debo confesar que la receta de los morrones agridulces no era la programada para esta semana. Pero las cosas se dieron así, y no me pude resistir. El sábado pasado, teniendo presente que estaba comenzando la temporada de los membrillos y los higos, y aprovechando una hermosa mañana, casi otoñal, me fui a dar una vuelta por la feria del barrio.
No encontré membrillos, y aunque me traje algunos higos, lo que realmente me sedujo fueron los cajones con morrones. De tamaño, color y firmeza perfectos para prepararlos para conservar, irresistibles. Hubiera sido una insensatez no haberlos comprado.
Esta misma receta de morrones agridulces, la preparo hace años para consumo familiar, y nunca son suficientes. Más recientemente, en sociedad con mi hija, comenzamos a elaborar conservas para comercializar con la marca Don Remanso, y esta receta era nuestra niña mimada. Fue la primera que ofrecimos a nuestro círculo de conocidos, y la que logró abrir muchas puertas para nosotras. Fue siempre la más solicitada, la más popular.
Después de esta presentación, espero haberte convencido que vale la pena tomarse el trabajo de ir a conseguir unos lindos morrones, y prender el fuego en tu cocina.
Ingredientes:
- 2 kilos de morrones
- 1 cabeza de ajo
- laurel
- ramito de hierbas (romero, tomillo)
- pimienta en grano
- 6 cdas. de azúcar rubia
- 1 taza de vinagre
- 3/4 taza de aceite
- 1/2 taza de vino blanco
Preparación:
Lavar los morrones, quitarles las semillas y las partes blancas. Cortar en trozos medianos (yo de cada morrón saco aproximadamente 8 piezas). Pelar los dientes de ajo.
Colocar en una olla, el vinagre, aceite y el vino blanco, y agregar sal, pimienta en grano, azúcar, ajo, laurel y hierbas. Dejar que hierva unos minutos y añadir los morrones.
Cocinar a fuego bajo hasta que los morrones están tiernos (no los dejes que se deshagan). Dejar que se enfríen y envasar, junto con los ajos y el laurel, y cubrir con el líquido de la cocción, cuidando que no queden espacios con aire entre los morrones. Si los vas a consumir en las próximas semanas, podés guardarlos en un frasco en la heladera. Si los querés conservar o regalar, tenés que envasarlos en frascos esterilizados.
Dejalos reposar unos días, antes de empezar a consumirlos. No sea cosa que te los comas tan rápidamente, que no llegues a enterarte como quedan cuando llegan a su mejor momento.