sopa de cebollas otoñal

Sopa de cebollas para las noches otoñales.

Por fin al otoño se le dio por mirar el almanaque y caer en la cuenta de que estaba muy retrasado. ¿Y que mejor forma de darle la bienvenida que con un plato de sopa? Yo elegí, en esta oportunidad, preparar una sopa de cebollas.

Ingredientes para la sopa de cebollas:

  • 1 kilo de cebollas
  • 4 cdas de aceite de oliva
  • 250 cc de oporto u otro vino dulce 
  • 2 litros de caldo
  • romero
  • tomillo
  • laurel
  • sal
  • pimienta
  • 300 grs de queso parmesano cortado en lascas
  • 6 rodajas de pan

Preparación de la sopa de cebollas:

Arrancá por picar la cebolla en aros finos y ponerla en una olla con aceite de oliva para que se caramelice. Agregale sal, de esa forma empieza a perder líquido y se va cocinando sin quemarse. Mantenela a fuego medio más o menos por media hora.

Armá un ramito con el laurel, el tomillo y el romero y atalo para poder retirarlo luego con facilidad.

A continuación, agregale la bebida alcohólica que hayas elegido para que levante el fondo de cocción. Una vez que se evapore el alcohol, añadile el caldo, el ramo de hierbas y la sal y pimienta. Dejalo cocinar, a fuego bajo, por una hora más.

A esa altura, el aroma de la sopa de cebollas ya tiene que haber invadido tu cocina. Pero que no te gane la ansiedad, todavía faltan algunos detalles antes de llevarla a la mesa.

Colocá las rebanadas de pan en una asadera, rociadas con aceite de oliva, y llevalas al horno para que se doren de ambos lados. Una vez que estén doradas y crocantes, frotalas con un diente de ajo.

A la mesa:

Finalmente, serví la sopa en potes hondos que conserven el calor y espolvoreala con generosidad con las lascas de queso parmesano. Llevá las tostadas a la mesa en una panera.

Tené en cuenta que a algunas personas les gusta hundir totalmente la tostada en la sopa de cebollas de forma que espese el líquido. Es la forma más sencilla de utilizarla,  ya que permite que no pierdas el hilo de  la conversación mientras saboreas tu plato de sopa junto con el pan.

Sin embargo, a otros- como es mi caso- nos gusta que la tostada se mantenga crocante. Para ello, empleamos una técnica, que podría confundirse con un síntoma de Trastorno Obsesivo Compulsivo, que permite que el pan se impregne del sabor de la sopa  sin dejar de estar crujiente. No es tan difícil, solo tendrás que coordinar los movimientos de las dos manos, una que introduce la tostada en la sopa, y la otra que maneja la cuchara. Una vez que le agarres la mano, podés mantener la conversación de la mesa bajo control y saborear tu sopa al mismo tiempo.

En definitiva, la forma que cada uno elija para comer tu sopa es solo un detalle. Lo importante es que todos tus comensales estarán agradecidos por disfrutar un plato como este. Un plato caliente, sabroso y aromático de sopa de cebolla logra que, cualquiera de nosotros, recibamos los primeros fríos del otoño con placer.

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