A algunos de nosotros se nos terminaron las mini vacaciones, y nos tuvimos que despedir de las chancletas, la reposera y la siesta bajo los árboles para volver a la ciudad. Y aquí estamos, cumpliendo nuestras obligaciones y esperando el fin de semana para dedicarnos a las actividades clásicas del verano montevideano.
Hay algunos trucos que utilizo para sentir que sigo de vacaciones, como tomar una caipirinha bien helada, o comer buñuelos de algas o mejillones a la provenzal. Funciona. Si cierro los ojos hasta me puedo imaginar en el Polonio. Largas caminatas por la playa, zambullirme en las olas, noches entre velas y copas, el silencio y el impresionante cielo.
Tal vez te parezca que puedo estar exagerando, pero si conocés el Polonio, sabés de lo que estoy hablando. Es mágico… pero también es lejos y sobre todo no es fácil de llegar, así que no suele ser una salida para cualquier fin de semana. Por eso a veces es necesario alguna «trampita» para sentirlo más cerca. Los mejillones a la provenzal que te propongo, son un poco eso.
Ingredientes:
- 500 grs. mejillones en su cáscara
- 2 cdas. de aceite de oliva
- 4 dientes de ajo
- 1 taza de vino blanco
- sal
- pimienta
- perejil
- limón
Preparación:
Lavar bien los mejillones y descartar los que no estén perfectamente cerrados.
Poner el aceite de oliva con los ajos en una cacerola y volcar por encima los mejillones, el vino, sal y pimienta. Tapar la olla y dejar unos minutos hasta que se abran todos los mejillones. Es importante que ahora descartes los que no se abrieron después de la cocción, porque seguramente no están en buen estado.
Retirar y colocar en un recipiente hondo, donde le puedas volcar por encima el caldo que se formó en el fondo de la olla. Espolvorear con perejil picado y jugo de limón.
Ya está pronto. Comelos directamente de la cáscara que es parte del estar de vacaciones, y si no estás sentado frente al mar… imaginátelo.
