Este postre es un clásico y, seguramente, no va a sorprender a tus invitados como lo logra un mousse de maracuyá o un fondue de chocolate, pero de todas formas el éxito está garantizado. Tiene la seducción propia del dulce de leche, enriquecida por el brillo del caramelo y la textura diferente que le aporta el coco.
Este budín distiende el humor, te deja perezoso y relajado; alarga la sobremesa mientras se va terminando la penúltima botella de vino y empieza la ronda de café. ¿Te parece que exagero, y que le estoy dando color? Te reto a que lo pruebes.
Un consejo: si después de la cena tienen planeado ir a conocer un boliche nuevo, no prepares este postre. Probablemente no conseguirás tentarlos para la parranda y preferirán seguir instalados en tus sillones, conversando, abriendo otra botella de vino y preguntando si queda un pedacito de budín de dulce de leche.
Ingredientes:
- 1/2 taza de azúcar para el caramelo
- 4 huevos
- 5 yemas
- 9 cdas. de azúcar
- 1 y 1/2 cda. de harina
- 4 cdas. de coco rallado
- 1 taza y 1/2 de leche
- vainilla
- 1/2 kilo de dulce de leche
Preparación:
Derretir el azúcar en la budinera, cuidando que no se queme. Tiene que quedar de un color dorado suave, para que no tape el gusto del dulce de leche. Cuando está pronto, girar la budinera de forma que el caramelo vaya cubriendo todas las paredes.
Batir los huevos y las yemas, y luego agregarles los ingredientes secos. Entibiar la leche y agregarle la vainilla y el dulce de leche. Por último juntar las dos preparaciones y volcar en la budinera. Cocinar en el horno, a 180° sobre una asadera con agua caliente, hasta que lo pinches con un palito de brochette y salga limpio. Dejar que se enfrie completamente antes de intentar desmoldarlo.
Para hacerlo sin que se desmorone, ponerlo un minuto sobre el fuego para que el caramelo se derrita, y luego darlo vuelta, en forma rápida, sobre la fuente donde se vaya a presentar.
