Este 29, fascinada por el colorido otoñal de las calles de mi barrio, me jugué por unos ñoquis a todo color. En otras oportunidades los he preparado de papa, de albahaca, de espinaca, o de calabaza pero tenía pendientes los ñoquis de remolacha. Sigue leyendo
Archivo de la categoría: Pastas, guisos y risottos
Ravioles gratinados con crema de queso
Me encanta esperar a mis hijos con algún plato reconfortante para combatir estas primeras noches frías. Apenas abren la puerta de casa tratan de identificar los aromas que salen desde la cocina, y a mí me sigue gustando sorprenderlos. Anoche les tocó el turno a los ravioles gratinados. Sigue leyendo
Pollo al wok con vegetales
Estoy segura que, si no hacés trampa eliminando ingredientes, este pollo al wok va a ser un éxito en tu mesa. La mezcla de diferentes sabores se amalgan perfectamente y logran una combinación sensacional. Sigue leyendo
Risotto de limón y zucchini, un plato refinado.
Hace tiempo que tenía ganas de preparar un risotto de limón, y hoy le tocó el turno. Lo combiné con zucchini para aportarle alguna verdura que complementara el sabor del limón, sin opacarlo. Resulta un plato muy fresco, aromático, disfrutable. No dejes de acompañarlo con una copa de vino chardonay, se llevan de maravilla. Sigue leyendo
Risotto de remolacha y roquefort.
Tengo debilidad por probar platos nuevos, encontrar recetas originales y descubrir combinaciones que no había imaginado. Por ese motivo, cuando voy a un restaurante reviso detenidamente la carta, leyendo la descripción de cada plato. Generalmente elijo aquel que, de alguna forma, me despierta curiosidad además del apetito. Este fue el caso del risotto de remolacha que me topé durante mi último viaje. Sigue leyendo
Ñoquis rellenos libres de gluten.
Este mes el 29 cae domingo. De modo que no hay excusas para no preparar unos ricos ñoquis rellenos. Sigue leyendo
Risotto de setas con cebollas caramelizadas.
Hace tiempo que no subía ninguna receta de risotto al blog, así que va siendo hora de hacerlo. En este caso les quiero contar como preparé el risotto de setas para una cena con amigas. Al agregarle algunos vegetales, con diferentes tipos de cocción, me aseguré el aporte de colores y texturas diferentes
Soy bastante fanática del risotto porque te permite hacer muchas variaciones y adaptarlo a los invitados que tengas ese día o a la estación del año. Asimismo, se pueden preparar fácilmente las versiones aptas para celíacos o vegetarianos. En este caso reúne las dos condiciones, de esta manera evitás preparar dos platos diferentes si alguno de los comensales consume alguna de esas dietas.
La preparación de este risotto de hongos es la básica de cualquier risotto, pero tenemos que preparar con anticipación las cebollas caramelizadas y el calabacín asado.
Filloas libres de gluten
Las filloas son a la cocina, lo que una camisa blanca a tu guardarropas: un básico infaltable. Nunca pasan de moda, vas cambiando el relleno, la salsa, o la presentación y ya tenés un plato nuevo para tu menú. En este caso vamos a preparar las filloas libres de gluten.
No deberían faltar en tu cuaderno las recetas de los clásicos panqueques de carne, o canelones a la rossini, así como las de sus hermanos menores, los creps. Le podés agregar verduras a la masa para aportarles color y sabor, o experimentar con diferentes rellenos.
Y ni siquiera hablamos de los panqueques de dulce de leche, o el de manzana con helado de crema. Tendríamos para entretenernos un rato largo hablando de los usos de las filloas, así que mejor vamos a empezar por prepararlas y otro día conversamos sobre las formas de presentarlas.
Hace un año que yo opté por preparar las filloas libres de gluten, pero vos podés optar por estas o las que se hacen con harina de trigo. Cualquiera de las dos recetas quedan perfectas.
Filloas clásicas para rellenar.
Ya te expliqué como hacer las filloas libres de gluten. Si vas a optar por hacerlas con harina de trigo, podés usar esta receta de filloas clásicas.
Ensopado o guiso de campaña.
Si estos días invernales te tienen un poco bajoneado, te voy a recetar este ensopado. Tiene propiedades mágicas, te entibia la panza y el corazón. Mi abuela le decía guiso de campaña, y lo cocinaba en una gran olla para alimentar a los nietos que nos instalábamos en su casa durante las vacaciones invernales.
Todo era una fiesta en esas estadías: salir a caminar por el campo, cruzar las cañadas, pescar, alimentar y perseguir a los animales. En esas actividades se nos pasaba el día; y únicamente el sonido de la campana llamando a la mesa, ponía un paréntesis en nuestras andanzas.
Ella preparaba este ensopado -y otros manjares- sobre el fuego de la cocina a leña, que además servía como calefacción para la casa. Y de allí se escapaban los aromáticos vapores que nos hacían apretar el paso. Íbamos entrando en fila india, escondidos bajo las camperas, gorros y bufandas, y desfilábamos bajo el ojo avizor de mi abuela que se aseguraba no hubiera accidentados. Veníamos sucios, helados y felices.
A todo eso sabe este ensopado: a heladas en el campo, a corderos guachos, al monte, a aventuras con primos; y sobre todo a la cocina y a la risa de mi abuela.