Crema tipo catalana

Crema quemada tipo catalana.

A mi me encanta esto de decirle Crema Catalana, pero debo reconocer que mi madre y mi abuela la llamaban simplemente crema cuando la preparaban como postre, y crema pastelera cuando la hacían más espesa para rellenar un pastel. ¡Uy! me estoy acordando del pastel de crema de Celinita, impresionante. No me tengo que olvidar  de pasarte esa receta.

Unos años después, mis hijos la bautizaron «cremita amarilla» y nunca faltaba en casa cuando alguno estaba «pachucho».  Si tenía tiempo, con las claras hacía merengue y ponía un copo arriba de la crema. Casi gourmet.

Un día me presentaron a la  Crema Catalana y, ya de pique, el nombre me encantó.  En cuanto la probé, reconocí los rastros de mi cremita amarilla en su esencia,  solo que estaba vestida de gala.  Si sos como yo, un aficionado a la cocina, ya sabés lo que se siente cuando probás un plato «nuevo»  que  te  provoca  la memoria de otra receta. Y en ese instante sabés, con certeza, que te va a salir de maravillas. Ese momento vale por todos los experimentos que no te salieron bien. Y seguro que  fueron unos cuantos.

Ingredientes:

  • 1/2 litro de leche entera
  • 1/2 litro de crema doble
  • 8 yemas
  • 3 cdas. de maicena
  • 150 grs. de azúcar
  • canela en rama
  • cáscara de limón
  • vainilla
  • azúcar rubia (cantidad necesaria para quemar)

Procedimiento:

Separar la cáscara de 1/4 limón, retirándole completamente la parte blanca. Reservar.

Calentar en una cacerola  la leche y la crema doble con la canela en rama, la cáscara de limón y las semillas de la vainilla (o extracto).  Apagar el fuego, antes de que llegue a punto de ebullición, y retirar la canela y la cáscara de limón.

En otro recipiente mezclar el azúcar, la maicena y las yemas. Incorporar, de a poco, la leche caliente cuidando que no se formen grumos, y llevar nuevamente al fuego suave. No podés dejar de revolver, con una cuchara de madera, hasta que espese y baje la espuma, sin dejarla   hervir. Momento de estar atento.  Dejá los mensajitos del celular para dentro de unos minutos y  no permitas que se arruine la crema.

Volcar la crema en recipientes individuales y cubrir inmediatamente con papel film, para que no se forme una capa más gruesa. Reservar.

Cuando  sea la hora de servir el postre, sacar el film, cubrir con azúcar (a mí me gusta más con azúcar rubia) y quemar con plancha caliente o soplete. Con soplete es más prolijo y  no generás humo en el ambiente. Pero si tenés un espacio, aunque sea un balcón chiquito, donde puedas ahumar sin preocuparte,  te recomiendo hacerlo con la plancha ya que  la capa de azúcar queda más intensa y crocante.   Llevá los potes con la crema para el balcón, calentá la plancha en la hornalla de la cocina, hasta que no puedas acercar la mano y salí al exterior a crear la capa quemada que necesita tu crema catalana.

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