Helado sorpresa para una noche de brujas.

La noche de brujas, o Hallowen, no forma parte de nuestras tradiciones. En realidad es un festejo al que le ha costado bastante imponerse, ya que le pusimos severas resistencias a una costumbre que sentíamos demasiado ajena.  Supongo que los años de implacable insistencia comercial, las brujas que tengo como amigas, y sobre todo las caritas de desilusión de mis pequeños vecinos cuando me tocaban timbre, han terminado por vencer mis prejuicios.

Este año estoy dispuesta a celebrar Hallowen. Claro que el mío va a ser un festejo diferente, no me voy a disfrazar, no asistiré a ninguna fiesta, y no se me ocurriría salir a pedir golosinas.  Voy a comprar caramelos y tenerlos junto a la puerta para cuando toquen timbres los chiquilines del barrio, y luego me sentaré a leer o ver una película mientras disfruto de  este helado.  Y para estar a tono, voy a  preparar… helado de calabaza. No es una broma, ni te estoy tratando de asustar… aunque no me hayas dado una golosina. Es un espectacular helado de calabaza.

Vamos por otra Noche de Brujas, dejá la escoba por un rato y ponete el delantal que tenemos que cocinar!!!

Ingredientes:

  • 1 calabaza o calabacín (yo lo hago con calabacín)
  • 1 taza de azúcar rubia
  • 1 clavo de olor
  • una rodajita de jengibre
  • 1/4 cta de canela
  • ralladura de una naranja
  •  1 pizca de sal
  • 6 yemas
  • 1 taza de leche
  • 1 taza de crema doble

Preparación:

Lavar el calabacín y cortar a la mitad , a lo largo. Retirar las semillas, poner un clavo de olor, y un trocito chico de jengibre. Envolver en papel aluminio y llevar a horno moderado hasta que al pinchar la pulpa esté bien tierna (aproximadamente una hora). Retirar el clavo de olor y el jengibre y hacer un puré con la pulpa del calabacín y reservar 300 grs de esta pulpa para usar en el helado.

Batir las yemas con el azúcar rubio, la ralladura de naranja, la sal  y la canela. Poner la leche y la crema de leche en una cacerola y calentar sin que llegue a hervir.  Volcar lentamente esta mezcla sobre las yemas, sin dejar de revolver vigorosamente.

Esta mezcla se lleva nuevamente al fuego y se cocina -sin dejar de revolver con una cuchara de madera- hasta que espese.  La prueba para asegurarte que está en el punto deseado,es introducir una cuchara en la crema; al retirarla, la parte convexa de la cuchara debe estar cubierta de una película de crema. Dibujá una línea con tu dedo, por el medio de ese lado de la cuchara, que se debe mantener  sin que se desdibujen los bordes.   Ah bueno… si no tenemos claro cual es la cara cóncava o la convexa estamos en problemas.  Si usás la cuchara como espejo, en la cara convexa te reflejas al derecho, en la cara cóncava te ves patas arriba.

Superado el problema de las caras de la cuchara, podemos seguir adelante.  Dejar enfriar la crema, y agregar el puré de calabaza (en mi caso de calabacín).  Para no tener problema con las proporciones, te recomiendo pesar la pulpa antes de mezclarla con la crema, y no superar los 300 grs de pulpa para esta cantidad de helado. Llevar al freezer hasta el punto deseado.

Yo  adopté la técnica de mi padre -para evitar que se cristalice- de revolver varias veces cualquier helado durante su proceso de enfriamiento. El único problema es que es difícil no comerse una cucharada cada vez que lo revolvés, y así se va achicando… Por eso  opté por conseguir una máquina que se encarga de batir el helado mientras se congela; y que no lo va probando.  MI viejo  hubiera tomado como una agresión personal la adquisición de ese artefacto.

El complemento ideal para este helado son unos frutos secos caramelizados. ¿Te lo estás imaginando?  Ahora te tengo que dejar, porque está por empezar la película que quiero ver y el helado se me está derritiendo.

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