El pesto es una de esas recetas de las cuales no me aburro nunca. Todos los momentos son buenos para prepararlo, si acaso no me queda en la heladera.
Con los tallarines es un clásico, pero con el tiempo ha ido ganando terreno con otras pastas, y hoy en día lo usamos además en pizzas, sandwiches, wraps, y hasta las milanesas. El pesto es un conquistador nato.
Se le pueden hacer variaciones y agregados según el paladar del cocinero. Las proporciones entre los ingredientes tampoco tienen una escala estricta, más bien dependen del uso que le vayas a dar, ya que para una pizza o un wrap necesariamente tendrá que ser más espeso que para acompañar una pasta. Esta receta es la básica, el punto de partida.
Ingredientes:
- albahaca
- nueces
- ajo
- aceite de oliva
- sal
- pimienta
Picar groseramente todos los ingredientes, mezclar y probar.
Si plantás albahaca en una maceta, te aseguras un stock permanente, por lo menos a lo largo de la primavera, verano y parte del otoño. El frío y el viento no le gustan, como a mi perro, y si no tenés algún lugar protegido para ubicarla durante el invierno, más vale olvidarte de consumirla de tu propia huerta por un tiempo.