Archivo de la categoría: Las verduras como protagonistas

Recetas en las que las verduras se llevan los aplausos.

Helado sorpresa para una noche de brujas.

La noche de brujas, o Hallowen, no forma parte de nuestras tradiciones. En realidad es un festejo al que le ha costado bastante imponerse, ya que le pusimos severas resistencias a una costumbre que sentíamos demasiado ajena.  Supongo que los años de implacable insistencia comercial, las brujas que tengo como amigas, y sobre todo las caritas de desilusión de mis pequeños vecinos cuando me tocaban timbre, han terminado por vencer mis prejuicios.

Este año estoy dispuesta a celebrar Hallowen. Claro que el mío va a ser un festejo diferente, no me voy a disfrazar, no asistiré a ninguna fiesta, y no se me ocurriría salir a pedir golosinas.  Voy a comprar caramelos y tenerlos junto a la puerta para cuando toquen timbres los chiquilines del barrio, y luego me sentaré a leer o ver una película mientras disfruto de  este helado.  Y para estar a tono, voy a  preparar… helado de calabaza. No es una broma, ni te estoy tratando de asustar… aunque no me hayas dado una golosina. Es un espectacular helado de calabaza.

Vamos por otra Noche de Brujas, dejá la escoba por un rato y ponete el delantal que tenemos que cocinar!!!

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Ñoquis de espinaca y ricota sin TACC

Ñoquis de espinaca y ricota y su versión sin TACC

Se acerca otro día 29 y, como corresponde, comeremos ñoquis. Esta vez de espinaca y ricota. No se con certeza de donde o cuando surge esta tradición, pero parece que es patrimonio de los países de esta región. Las leyendas de como nace esta costumbre son variadas, y en esos casos lo mejor es quedarse con la que más te guste y puedas creértela. A mi me encanta que me cuenten historias o leerlas, así que siempre me prendo a buscarlas, y de las que encontré sobre este tema, hubo una que me gustó más que las otras, porque la pude imaginar y me la creí.

Cuentan que los inmigrantes italianos, que llegaban en cantidades al Río de la Plata a fines del siglo XIX y comienzos del siglo XX, formaban una colectividad numerosa y sólida. Desembarcaban familias enteras con su carga de baúles, pero  también hombres y mujeres que viajaban solos, portando una carta de presentación para algún pariente que ya estaba instalado, o simplemente con  un oficio y ganas de trabajar. Algunos descubrían rápidamente que no era tan fácil “hacerse la América”, y  recorrían las calles de Montevideo o Buenos Aires buscando una  occupazione  aunque fuera faticoso.  Pero, el 29 de cada mes, durante el árido fin de mes, sin importar cuantas monedas tenía cada uno en su bolsillo, se juntaban y preparaban un plato tradicional y  económico, ñoquis.

En unos tablones largos, apoyados sobre caballetes, se preparaba la mesa para todos. Pan casero, vino y ñoquis para compartir.  No faltaban los gritos, las risas y hasta un pañuelo por si había que secar alguna lágrima.  Frente a ese plato se sentaban  la juventud  y la experiencia, la rebeldía y la sabiduría, pero ninguno se olvidaba de poner una moneda debajo del suyo, para atraer a la fortuna.

Ha pasado mucho tiempo desde esa época, y yo  aprendí que mi suerte no depende  de la moneda bajo el plato. Pero sigo comiendo  ñoquis los 29…  porque forma parte de  nuestra cultura, o  porque no necesito demasiadas razones para hacerlo, o simplemente porque me gustó una historia.

Los ñoquis que te propongo son de espinaca y ricota, y llevan muy poca harina, que además la podés reemplazar por alguna mezcla de harinas sin TACC y hacerlos aptos para celíacos. En ese caso, no te olvides de tener presente las recomendaciones de no contaminar ese alimento, con alguna de las harinas que no están permitidas.  Manipulá los ingredientes cuidando  que no estén en contacto con otros que contengan trigo, avena, cebada o centeno, o con algún utensilio que haya estado en contacto.

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Remolachas y zanahorias asadas

Remolachas, zanahorias u otros vegetales asados

Esta receta vale para los vegetales que quieras preparar.  Y se pueden usar solas, como guarnición de una carne, o como parte de una ensalada. A mí, los vegetales asados,  me encantan mezclados con un mix hojas verdes y condimentados con aderezo de ajo.

Son fáciles de preparar, que es otra ventaja importante, y los podés tener prontos con anticipación para unirlos a la ensalada a último momento. Estos vegetales asados, además de agregarle sabor y textura a tu ensalada, le aportan colorido.

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Chips saludables

Chips de vegetales.

Se vino el fin de semana y te recomiendo probar estos chips como versión saludable de  los clásicos snacks  que aportan sodio y grasas en exceso.  Yo los preparé de remolacha, zanahoria y bananas, pero podés hacerlo con las verduras o frutas que prefieras.

Son muy fáciles de hacer, pero llevan bastante tiempo de cocción. Dependerá del  vegetal que elijas para tus chips, pero llevan cerca de dos horas de horno, con calor muy suave.  Se pueden hacer fritos, pero no es la idea. Acordate que dijimos que son saludables.

Tené en cuenta que -con este tipo de cocción-  los vegetales pierden mucho liquido  y por lo tanto cuanto más porcentaje de agua tengan, más se achicarán. La otra recomendación es cortar en rodajas muy finas; si tenés una mandolina podés usarla, en caso contrario con la cuchilla y paciencia se logra un resultado similar.

Una vez cocidos los chips, y fríos, podés mezclarlos con frutos secos, te aseguro que quedan buenísimos. En este momento, mientras escribo, tengo junto a mí un pote con  chips, castañas de cajú y almendras…  y claro que una copa de vino también. Y Goliat durmiendo  con su cabezota sobre mis pies.

También podés utilizarlos en ensaladas, y vas a lograr un toque diferente en cuanto a gusto y textura. Te dejo la foto de la ensalada de lechuga, rúcula y chips de banana que preparé anoche. Sencilla, saludable y rica.

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Ensalada con croutons aptos para celíacos.

Ensalada de hojas verdes y croutons de polenta.

Último aviso: estamos en los descuentos, la temporada de playa se acerca inexorablemente. Hay que arrancar la dieta, o este verano lo tendremos que  pasar envueltos en un pareo. Esta ensalada de hojas verdes y crountons de polenta, puede funcionar como una cena completa siempre que  la acompañes con  una fruta como postre.

No se trata de sufrir de acá hasta diciembre, sino de bajar la calorías que estábamos consumiendo y agregar algo de ejercicio físico  que nos ayude a quemar algunas más.  A mí no me gusta ir al club, nunca me gustaron los deportes, ni las rutinas de repetición de un movimiento hasta el límite de la resistencia. Nunca fue, ni será mi estilo.

Pero salir a caminar por la rambla o un parque, un día primaveral como los que seguramente empezarán en pocos días puede resultar un muy buen programa.  Hacerlo en compañía es perfecto, pero no es excluyente, y si toca  salir solo ponete los auriculares y arrancá.

Y no te vayas a creer que quien te habla anda por la vida luciendo una figura atlética y estilizada. Por el contrario, hablo con propiedad y experiencia, ya que todos los años la primavera me encuentra con algunos kilos de más y planificando estrategias para llegar a ponerme el bikini y plantarme frente al espejo.

Tal vez podamos compartir tácticas y aliento,  y formar un equipo para consumir menos calorías, sin que implique  dejar de disfrutar de cocinar y de saborear un lindo y rico plato gourmet.  Hoy te propongo cenar esta ensalada de hojas verdes con un agregado de  croutons de polenta, que le  van a dar otra textura, otro colorido y además te va a dejar con sensación de saciedad.

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Boniatos

Boniatos asados y caramelizados.

Esta receta es una variación del clásico boniato al horno.  Es contundente, y puede resultar un plato hipercalórico si lo comes acompañando una carne. Tenés dos opciones:

a) comerlo acompañado de una ensalada y ese día olvidarte de la carne.

b) dejar para disfrutarlo el fin de semana, cuando te podes permitís consumir más calorías, ya que  disponés de más tiempo libre para dedicarte a quemarlas.

Con el boniato zanahoria queda mejor, y no es porque tenga nada personal contra el clásico boniato. Lo he disfrutado en almíbar durante toda mi vida, también le fui fiel mientras jugó en Defensor, pero yo que se, para esta receta me gusta más el boniato zanahoria.

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Ensalada de calabacín al horno y albahaca.

Ensalada tibia de calabacín y albahaca.

Esta ensalada no la podés preparar a último momento, porque necesitás hornear el calabacín. La tenés que haber previsto con anticipación, o resolverte a prepararla  una hora antes de sentarte a la mesa.

El calabacín asado queda muy sabroso, y si le dás tiempo para que se dore bien, le aportará texturas diferentes, un exterior crocante y el centro cremoso y húmedo.  Tenés que servirlo apenas tibio, para que no marchite la albahaca y le podés agregar semillas de sésamo o almendras laminadas (teniendo en cuenta que en ese caso le estarás aportando bastante calorías al plato).

El calabacín queda bastante dulce preparado de esta forma, y mezclado con la frescura de la albahaca le da a esta ensalada tibia un gusto muy particular. No le agregues mucha cosa, no las necesita.

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Risotto verde con espinacas

Risotto verde esperanza.

El color verde se asocia  a la esperanza, seguramente  por el colorido  de los brotes que anuncian buenas cosechas. Este risotto le debe su nombre a dos motivos,  uno de ellos salta a la vista, y el segundo se vincula  a la aspiración de que a mi hijo le guste este plato, a pesar de que el color delata la presencia de uno de sus más acérrimos enemigos a la hora de sentarse a la mesa. Este risotto es otro de mis intentos. Sigue leyendo

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Verduras salteadas

Vegetales salteados.

Esta es una receta que podrás adaptar a las reservas de tu heladera, a los vegetales de estación, y sobre todo a tu imaginación y  ganas de divertirte en la cocina. La única regla que se debe respetar es cocinarlos en el momento  de llevarlos a la mesa, ya que pierden contextura cuando se enfrían.

En mi selección no pueden faltar la cebolla ni el morrón, y a eso le  agrego otros vegetales que van  variando. Tampoco son las mismas las combinaciones de condimentos que voy incorporando, y dependen absolutamente de la inspiración de ese día.  La salsa de soja les queda muy bien, pero entonces no les agregues sal. Hierbas, semillas, jengibre, láminas de ajo, ralladura de limón, todo puede ir a parar al wok.

Pueden acompañar cualquier carne, algunas pastas, o arroz, y como quedan muy coloridos le dan un toque divertido al plato.

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Remolacha aplastada

Reventadas remolachas

No me ha resultado  fácil lograr que a los menores de la casa les gusten las remolachas. Se me ocurrió que si además se las presentaba con el adjetivo de  «aplastadas», que es con el nombre que se conoce esta técnica, era garantizar la eterna antipatía por esa hortaliza, por eso les cambié el nombre. Las «reventadas remolachas» suena a rebeldía, a juventud; estoy apelando a despertar su empatía con ellas.   Las madres nos vemos obligadas a utilizar diferentes recursos, a la hora de alimentar a la familia. Tal vez  debería esperar a que crezcan para que descubran el encanto de las remolachas.  Pero, no me resigno, así que seguiré insistiendo y buscándole diferentes tarjetas de presentación.

En general la remolacha  la consumimos en ensaladas, tanto cruda como cocida, integrando un equipo. Seguro que en la cartelera de una obra de teatro no le tocaría la primer línea, ni letra grande, ni en negrita.  Pero en esta receta le tocó el papel protagónico, y solo te pide que le des una oportunidad.

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